Y ahí es justo donde pasas, tú y tu caminar lento y complejo. Te detienes un segundo a mirar aquel rostro que te pareció familiar. Tienes miedo pero también tienes tanto que decir.
Decides seguir tu camino, caminas dos pasos pensando en la gran oportunidad que perdiste, ahora ya miras hacia atrás; y la pregunta es .. ¿me devuelvo? y sin pensarlo dos veces retrocedes y te acercas al ventanal. Te acercas tanto que no te das cuenta que ella también puede verte y luego te sientes vulnerable. Miras, contemplas y tratas de descubrirte ... de pasar desapercibido. Ahora miras el suelo pensando en que a lo mejor ya no es necesario decir nada. Subes la mirada al ventanal y encuentras sus ojos observándote fijamente y de manera dudosa le preguntas sin palabra alguna si puedes hablar y ella con UN parpadeo infinito acepta.
Tú, ya más calmado abres la puerta y pasas a la cafetería, te acercas a su mesa y te sientas en la silla de al frente, claramente no sabes muy bien que decir. Temes ocupar las palabras incorrectas. Miras la mesa y te fijas que ella solo tomaba un café y escribía en su cuaderno algunas notas. Un poco dubitativo tomas el lápiz y la libreta, abres una hoja cualquiera y escribes ... te cuesta un poco pero terminas recalcando cada letra para que no exista duda alguna de lo que quisiste decir. Cuando terminas, colocas el lápiz en la mitad del cuaderno, lo cierras y lo acercas hacia ella, y al mirarla a los ojos solo dices ..- Espero nos volvamos a ver - y en un segundo después, como si nunca hubieras estado ahí, desapareces.
Ella un poco confundida, toma la libreta, la abre y comienza a llorar. Sin pensarlo se para y sale a buscarte, mira a todos lados pero parece como si no existieras.
Nunca olvidará ese momento
- Todo lo que pueden cambiar tan solo dos palabras -