miércoles, 1 de julio de 2020

las tijeras

Desde que lo conocí en aquel patio universitario, con el gordo libro trotskista bajo el brazo, que el hombre me hiló como marioneta sin que yo siquiera lo notara. A través de los año cosió hilos rojos como telas de araña, cada vez un poco más hondo, en la oscura profundidad de mi subconsciente. O quizás cuando vagabamos por las dimensiones paralelas, ató unas cuantas cuerditas en mi espíritu multidimensional colorido, vulnerable a los azares totémicos del arquetípico espacio en la consciencia. 

Y como felino negro te instalante en el árbol de la desidia, para observar mis pensamiento y sueños libres de ti. Como siempre tu ego te hace saltar entre las hojas de mi selva para acecharme aún durante la noche, como reuerdo intacto de tu locura y domino sobre mi; el mismo títere que construiste con tus hilos desde el primer momento. 

Las tijeras que cortaron los hilos rojos no fueron fáciles de conseguir. Viaje por más de 10 paises buscándolas (buscándome). Uno a uno los corté, sin mesura, con decisión armada, como último aliento desesperado. Y luego de toda la cocina corporal, las terapias sanadoras, las meditaciones interestelares, los encuentros con las plantas madres y pitos marigüaneros del olvido, te apareces todavía acechandome entre mis sueños, como visitando a la víctima para reclamar aquel dominio sobre su estado mental nocturno. Como si el poder que te dió aquella marioneta se hubiese transferido a otra dimensión, y tú con tu shamanidad te das el gusto de pasearte por mis sueños con un cartel de protesta <estos aún son mis barrios>. 
Ahora en tu versión de persona non-grata, vienes y socabas con tus garras canales profundos, como madrigueras en el oscuro túnel del silencio de mi mente e instalas un monolito con bandera para marcar tu territorio. ¡Pero que desfachatez! y sin ser invitado .. siempre al estilo cosaco. 

¡Hey tú! ¡titiritero! 
¿se te olvidó que las tijeras las tengo yo?




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