[...] Y nos tomamos las manos, nos miramos y comenzamos a darnos toda la energía que necesitábamos. Solo bastaron un par de palabras y nos entendimos. Buscamos compañía y comprensión pero SOLO luego de trabajar para encontrarla.
Son como el Sol, cobija y da el calor en los momentos más indicados, me iluminan y me guían, pero siempre al caminando a mi lado. Son como la Luna, me orienta y acompaña cada noche de pensamientos, pero siempre deja esa huella de enseñanza.
Todo ha cambiado desde que caminamos de la mano y HOY, donde los miedos se hacían presente, nunca me soltaron.
(.)
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