(..)El lugar y la distancia dejan de tener mucho interés. La mente obtiene su percepción en función de intensidad de existencia, de profundidad de significado, de relaciones dentro de un sistema.
(..) Mi experiencia real había sido, y era todavía, la de una duración indefinida o, alternativamente, la de un perpetuo presente formado por un apocalipsis en un continuo cambio.
En la fase final de la desaparición del ego, hay un "oscuro conocimiento" de que Todo está en todo, de que Todo es realmente cada cosa. Yo supongo que esto es lo más que una inteligencia finita puede acercarse a "percibir cuando esté sucediendo en todas las partes del universo"
(..) Pero aunque incomparablemente más real que la silla de la percepción ordinaria, la silla de su cuadro no pasaba de ser un símbolo desusadamente expresivo del hecho. El hecho había sido Identidad manifestada; esto, en cambio, era únicamente un emblema. Emblemas así son las fuentes del verdadero conocimiento acerca de la Naturaleza de las Cosas y este verdadero conocimiento puede preparar a la inteligencia que lo acepta para intuiciones inmediatas por propia cuenta. Pero esto es todo. Por expresivos que sean, los símbolos no puedes ser las cosas que representan.
(..) La razón de la experiencia importa menos que la experiencia misma.
(..) "Estas son las cosas que deberías mirar. Cosas sin pretensiones, satisfechas de ser meramente ellas mismas, contentas de su identidad, no dedicadas a representar un papel, no empeñadas locamente en andas solas, aisladas del Dharma-Cuerpo, en luciferino desafío a la gracia de Dios."
(..) no importan que esté totalmente en pedazos. Todo está desorganizado. Pero cada fragmento individual está en orden, es un representante de un Orden Superior. El Orden Superior prevalece hasta en la desintegración- La totalidad está presente hasta en los pedazos rotos. Más claramente tal vez que en una obra completamente coherente. Por lo menos nose nos crea una sensación de falsa seguridad con un orden meramente humano, meramente fabricado.
Todo lo que el ego consciente puede hacer es formular deseos, realizados luego por fuerzas a las que apenas gobierna y a las que no comprende en absoluto. Cuando se hace algo más - se preocupa, siente aprensión por lo futuro-, disminuye la efectividad de estas fuerzas y hasta puede ser causa de que el desvitalizado cuerpo caiga enfermo.
El esquizofrénico es un alma, no solamente no regenerada, sino ademas desesperadamente enferma. Su enfermedad consiste en su incapacidad para escapar de la realidad interior y exterior y refugiarse -como lo hace habitualmente la persona sana- en el universo de la fabricación casera del sentido común, en el mundo estrictamente humano de las nociones útiles, los símbolos compartidos y las convenciones socialmente aceptables.
(..)"Dentro de la igualdad hay diferencia. Pero que la diferencia sea diferente de la igualdad no es un modo alguno la intención de todos los Budas. Su intención es tanto la totalidad como la diferenciación".
Gastamos actualmente en bebidas y tabaco más de lo que gastamos en educación. Esto, desde luego, no es sorprendente. El afán de escapar de sí mismo y del ambiente se halla en la mayoría de nosotros casi todo el tiempo.
El afán de trascender del autoconsciente es, como he dicho, un principal apetito del alma. Cuando, por una razón cualquiera, los hombres y las mujeres no logran trascender de sí mismos por medio del culto, las buenas obras y los ejercicios espirituales, se ven inclinados a recurrir a los sustitutivos químicos de la religión: el alcohol y el opio en el este, el hachís en el en el mundo mahometano, el alcohol y la marihuana en America Central, el alcohol y la coca en los Andes y el alcohol y los barbitúricos en la regiones más al día de la America del sur.
(..) En cambio, ¡cómo impresiona la gravedad y el silencio de la Naturaleza, cuando se está cara a cara con ella, sin nada que nos distraiga, ante unas desnudas alturas o la desolación de unos viejos montes!
(..) Debemos aprender a manejar con eficacia nuestra capacidad para mirar al mundo directamente y no a través del medio semiopaco de los conceptos, que deforma cualquier hecho determinado dándole el aspecto demasiado conocido de algún marbete genérico o alguna abstracción explicativa.
(...) Pero el hombre que regresa por la Puerta en el Muro ya no será nunca el mismo que salió por ella Será más instruido y menos engreído, estará más contento y menos satisfecho de sí mismo, reconocerá su ignorancia más humildemente, pero, al mismo tiempo, estará mejor equipado para comprender la relación de las palabras con las cosas, del razonamiento sistemático con el insondable Misterio que trata por siempre jamás, vanamente, de comprender.
"Si las puertas de la percepción quedarán depuradas
todo se habría de mostrar tal cual es:
infinito"
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